No hay paraíso, no, porque sin salsa no hay paraíso, si no hay clave pues no hay guiso,
porque sin
salsa no hay paraíso
Popayán, ciudad de las paredes blancas, tierra de la herencia de próceres y ex-presidentes, reconocida por sus empanadas de pipián y las deliciosas carantantas de maíz, pero también una ciudad que vive, disfruta y baila la salsa.
Si bien, se sabe que la capital salsera se le ha otorgado a otra ciudad, Popayán ha vivido desde hace varias décadas el fenómeno salsero con igual pasión y amor que sus vecinos. Hoy podemos encontrar gran variedad de manifestaciones culturales alrededor de esta cultura musical, escuelas de baile, coleccionistas, bares, discotecas salseras y agrupaciones son las que hacen que se viva día a día la salsa en la ciudad universitaria y llena de tradición.
Popayán reconocida siempre por sus procesiones de Semana Santa destacadas a nivel internacional, por sus calles coloniales, por sus paisajes naturales y por el cielo que fabrica atardeceres, esta ciudad que vibra al son de aquellas percusiones africanas.
Recordando a una famosa canción de los Van Van de Cuba – aquí el que baila gana-. Si visita usted Popayán es inevitable no recorrer sus calles, su centro histórico donde el encanto entre la arquitectura de las iglesias y de sus faroles perfectamente alineados que iluminan la ciudad y le dan paso a la magia de la salsa que aparece en medio de lo blanco de sus paredes.
Ubicada en la calle cuarta diagonal a la iglesia de San Francisco, se da su lugar La Iguana Afro Video Bar, que se hace sentir con sus sonidos que inundan el aire payanés. La Iguana, inaugurada aproximadamente hace 22 años por Diego Velásquez, un paisa que tuve la fortuna de conocer por casualidades de la vida y que me cuenta que en sus inicios de la musica tuvo una disputa entre el rock y la salsa – ¨ me ganó el lado de la salsa¨- afirma.
Diego más conocido entre sus amigos y los clientes del bar como – el iguano- llegó a Popayán encaminado por un amigo muy cercano que lo visitó en una ocasión en Medellín, y al observar la creciente colección musical de Diego, lo animó a venir a esta ciudad para montar junto a él una taberna salsera. Esa sociedad dio vida a ‘La Topa Tolondra’, proyecto que se prolongó por seis años, tres de los cuales fueron musicalizados por el paisa. Luego de desvincularse de La Topa Tolondra, Diego decidió materializar una idea que tenía en su cabeza desde hace tiempo: tener su propia taberna salsera para compartir la música que él disfrutaba.
Fue entonces cuando le dio vida a La iguana Afro video bar, y como él mismo dice, -«Así, de a pocos songos ,sorongos me fui quedando, ¡y me quedé»!-. Desde entonces el sonido de La Iguana da sabrosura a las noches de Popayán, con la música más caliente del planeta, como es identificado este género musical. La Iguana es un lugar que te recibe con total calidez, alegría y guaguancó; todo el lugar está lleno de imágenes que reviven toda la historia de la salsa, mejor dicho, todo el lugar respira salsa.
Entrar a la iguana es equivalente a vivir este género musical con toda la colección de cds y vinilos que enamoran a los amantes de la salsa. A La Iguana, según Diego, la define básicamente la música, una mezcla que busca el equilibrio entre los –clásicos- de la salsa y las nuevas tendencias musicales que trae consigo este género. En sus propias palabras – «la diferencia de La Iguana es que estamos -al día-pero sin prestarle mucha atención a lo comercial, entonces los salseros que viene aquí saben que van a escuchar música muy diferente, que seguro no van a encontrar en otro lugar», comenta -el iguano- para quien la salsa es una forma de vida y una sabrosura que nos define como latinos.
Popayán no sería la misma sin salsa, este género que es el mismo sentir de la gente, que emociona al corazón y a los pies, sin equivocarme podría decir que la salsa es el corazón de esta ciudad llena de gente que se baila la vida y recordando a mis artistas favoritos de salsa, los Hermanos Lebrón -Si quieres gozar la rumba buena ven Puerto Rico te llama, En Puerto Rico, hasta las piedras cantan- y es lo mismo que pasa en Popayán, hasta las piedras cantan.