Una extraña necesidad de escribir me apretujó el pecho y sentí una sed que resecó mi garganta. Era como si muchas palabras llegasen al tiempo a mi mente y empezaran a pedir una oportunidad para ser armadas y contadas…. y como si se tratase de muchos espermatozoides corriendo en el camino de la fecundación, cada una de las palabras luchaban entre sí buscando ser acogidas para lograr el paso inevitable a la creación y su nacimiento.
Llueve y es domingo de resurrección. Siento que tengo tantas cosas por decir, por dejar consignadas que ni el sueño de las once de la noche que empieza a ser más fuerte que yo, hace que interrumpa mis deseos de ser libre, de dejar salir mi mundo interior y sus misterios. Todo está en total calma, excepto mi alma que me pide a gritos liberarse, dejar brotar un cumulo de sensaciones que se aferran a quedarse en el olvido.
Surgen en mí un sinnúmero de historias reales y ficticias que quieren brotar como un manantial en tierras áridas que desean cobrar vida. Cientos de momentos y personajes me reclaman por no dejarles nacer y ser libres. He dejado por mucho tiempo que estén prisioneros en mis entrañas, en mi mente, en mis recuerdos.
Pero me preguntó – ¿Por qué debo dejarlos salir? _por qué dejar al descubierto el mundo que solo me pertenece? _¿Puede ser que después de extraer tanto de mí, mi alma quede vacía y yo muera lentamente? O al contrario _¿me llene de nostalgias y aparezcan sentimientos nunca antes experimentados que aumenten mis incertidumbres? _Qué pasaría si hay muchas temas que quiero olvidar y cuando vuelva a leer estas líneas inevitablemente quede atrapada para siempre en el tren de la historias?.
-¿Qué ocurriría si todo aquello que me pertenece, nunca haya sido mío y por una extraña e inexplicable razón de escribir, deba ser conocido y sentido por otros?…Y si en mi descubrir, también descubro a otros y estos empiecen a padecer por mí?
Todas estas preguntas rondan mi cabeza pero como si debiera entregar un escrito para mi clase de mañana, tecleo con pasión cada oración que sale desde adentro sin parar como si en algún lugar del mundo necesitaran urgente recibir este mensaje.
Y mientras me dejo envolver por el encanto que me produce descubrirme por primera vez ante un escrito, avanzo rumbo a lo desconocido, porque no logro encontrar una razón para seguir estas líneas, pero confió en que mi yo interior desde algún lugar de mi consciencia manejan el hilo de mis palabras, de mi estado de ánimo y hasta mi determinación para aplazar mis sueños y dejarme adentrar en un umbral con múltiples caminos…
De pronto, el inicio de muchas aventuras, de relatos cortos, de crónicas, de sentires desde dentro y captados desde afuera que merecen un instante para ser reflexionados y plasmados en el transcurrir de la vida, creo que hoy he descubierto que la vida con sus penas, alegrías, dolores y fiestas, es más bella cuando se plasma para no dejar en el olvido.
Quizás para algunos serán insignificantes, pero su recreación aunque puede al final solo importarme a mí y aportar un aprendizaje en mí, dejará una huella que ya no será solo mía sino de instantes que no morirán aun cuando algún día yo ya no esté…. Creo que hoy a las 12 de la noche del día dos de abril del 2018, un nuevo ciclo creativo empieza en mí. Es inevitable dejar de escribir, es como si vibrase por dentro una llama que empieza a arder con tal fuerza que hay que dejarla salir y no apagarse.
¿Será esta la misma sensación, que tienen los artistas que como yo una fría y silenciosa noche de abril sienten el imperioso deseo de descubrirse y no pueden dominarse….que no les queda más que ser hacedores de canciones, de poemas, de cuentos, de pinturas y otras creaciones puras salidas de ese único momento irrepetible que da la vida? No será ese el nacimiento del espíritu creativo en una noche de abril….
Quién sabe si estas preguntas logren ser algún día resueltas o si solo saldrán más inquietudes como torbellinos que asaltan a media noche un alma…sea lo que sea es el inicio del desprendimiento, de una nueva vida floreciente y sensible.
Pero que esa vida misma que pasa frente a nosotros todos los días con sus aciertos, con sus tristezas, inseguridades y melancolías, son en esencia aquello que somos que vale la pena narrar, que vale la pena vivir y darles una oportunidad que nazcan de nuevo, ya no como sucedieron, sino como dijo Gabriel García Márquez como uno las recuerde para contarlas…
Eso intentaré hacer hasta que no tenga más alientos para contarlas, hasta cuando cada una de ellas haya encontrado su camino fuera de mí y viajen libres, corran y vuelen tanto que ni yo misma pueda alcanzarlas…
Escrito por: Laura Patricia Legarda Burbano
Comunicadora Social