Juan Pablo Sánchez
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Estudiante Comunicación Social FUP
Este tema se ha convertido en uno de los más hablados recientemente, todos quieren saber qué pasa, porque en unos países lo aceptan y en otros como el nuestro –Colombia– este no ha tenido mayor trascendencia.
Empezando, existe algo que se llama igualdad, todos los seres humanos somos iguales, tenemos los mismos derechos, las mismas oportunidades. En este caso se las están negando completamente a la comunidad LGTBI.
No entiendo, se me pasa por la cabeza una y otra vez la posibilidad de que una familia conformado por XX, YY o como sea que esté integrada, tenga los recursos suficientes para poder adoptar a un niño, pero ¡NO! el pueblo prefiere que se le siga robando en la cara, se siga con la corrupción, con las falsas promesas antes de aceptar una de estas “bestialidades” propuestas por personas que son como todo el mundo, que no tienen ninguna deformidad, no tienen ninguna enfermedad y lo único que quieren es dar amor y amor del bueno, amor puro y sincero, bonito y verdadero.
El temor de muchos es que los niños al crecer viendo a sus padres del mismo sexo darse amor, ellos crezcan y se conviertan en homosexuales, lesbianas, travestis o lo que sea que sus padres sean, pero creo que se están olvidando que las personas que perteneces a la comunidad LGTBI crecieron viendo a su papá y a su mamá dándose amor pero tienen gustos diferentes así que por esta parte se pueden despreocupar, pienso yo.
Colombia en su contextualización de globalización pretende abrir sus mercados a las economías extranjeras, se modifican artículos de la constitución para “mejorar” al país, pero lo que no se soluciona en absoluto es que las demás personas con los mismos derechos no puedan hacer realidad su sueño, un sueño que se basa en aceptar a todos como seres humanos iguales, que está estancado por una sociedad neandertalista que tira la piedra y esconde la mano.