En el marco de la semana social, la sede de comunicación social periodismo de la Fundación universitaria de Popayán, realizó el coloquio llamado “voces y estéticas campesinas”, una muestra relacionada con el documental ¿Cuánta tierra necesita un hombre? proyecto centrado en las dinámicas del campesinado colombiano.
Por: Sara Cepero Erazo, estudiante de Comunicación Social FUP
Este es un proyecto realizado desde el semillero de investigación “Estéticas Audiovisuales”, el cual consiste en dar a conocer a la sociedad el diario vivir y la realidad del pasado como actual del campesino en nuestro país, específicamente en tres departamentos: Cauca, Boyacá y Cundinamarca. Dentro las actividades realizadas caben resaltar la muestra fotográfica del estudiante Víctor Manuel López, quien participó en el proyecto documental, donde se plasmó cómo vive el campesino en el siglo XXI, realizando su proceso de investigación previo durante la filmación para así lograr el acercamiento con los personajes a retratar, generar un vínculo de confianza y de esta manera comenzar el trabajo.
Para dar inicio a este proceso, como lo mencionó María Fernanda, una de las realizadoras, fue muy importante el acercamiento con las comunidades, el respeto hacia sus costumbres y tradiciones, lo que permitió acceder a la realización de las fotografías expuestas en el coloquio.
Se tuvieron invitados desde la ciudad de Boyacá, quienes fueron los actores principales en el proceso de investigación y contaron su experiencia como campesinos, teniendo en cuenta que ellos tenían una vida en la ciudad como cualquier otra persona, tal es el caso de Facundo Manuel Sarabia y su esposa, los cuales pasaron de vivir en la zona urbana para trasladarse al campo, con el fin de ser coherentes con su pensamiento y discurso sobre la importancia del contexto rural, apostándole a una vida natural, sencilla y en sintonía con la ancestralidad, lo cual implica vivir en armonía con el territorio, dejando como mensaje las siguientes palabras “los medios de comunicación masivos nos dan a encontrar solo un camino de vida, un camino sin puertas, no le deja muchas opciones a uno, ya está todo armado y programado. Por eso los invito a explorar las puertas ocultas a los costados de este pasillo, los puede llevar a lugares muy inesperados e impensados, pero seguramente más felices”.
La experiencia que tuvo a través de la recuperación de la lengua muisca fue enriquecedora, una tarea que siente es su deber realizar en esta vida, dándole sensaciones de que es algo que está tejido íntimamente con su ser, describiéndolo como un proceso de sanación. También hizo presencia personajes como José Ismael Manco Parra, de Duitama, Boyacá, el cual se dedica a la agricultura, pero también tiene una gran pasión por la pintura, que surge a partir de unas necesidades, tratando de involucrar el arte con la imagen, respondiendo a unos contextos políticos los cuales se viven en Colombia, dejando ver sus obras en el coloquio. Lo que proponía en un principio era generar un espacio de construcción de pensamiento a partir de la imagen, conforme pasaba el tiempo comenzó a involucrar otras prácticas, como la cultura, dibujar para José Ismael no es sólo dibujar para él, sino para otros, ya que el contexto que el vive es el de muchos, queriendo dar voz a aquellos que no tiene la posibilidad de pronunciarse.
Abrir este tipo de espacios de encuentro es de suma importancia, donde cada quien llega a compartir su experiencia de vida, su realidad, su cotidianidad, una palabra vivida, con personas de otros territorios, que realizan otras actividades, que halla una retroalimentación. “nos veamos reflejados en el otro o encontremos en el otro una reflexión, convirtiéndose en alimento propio, juntando en un mismo lugar a indígenas, afros, campesinos, neo campesinos y gente de la academia, que desde el lugar donde estamos cada uno de nosotros podamos aportar al colectivo”, expresó Alex López, investigador del proyecto.