Por: Silvia Margarita Cardozo Escobar, estudiante del programa de Comunicación Social y Periodismo de la Fundación Universitaria de Popayán.
El pasado 21 de marzo dentro de la programación de la semana social de la Fundación Universitaria de Popayán, se llevó a cabo la videoconferencia denominada “El uso de las fuentes de información en el tiempo del Covid-19”, que estuvo a cargo del docente, antropólogo y magister en filosofía, Paulo Otero.
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Esta estuvo dirigida a estudiantes y docentes del programa de Comunicación Social y se basó en explicar las maneras en que se debe asumir la información que se recibe.
El ser humano desde sus inicios ha sido un productor de información constante, especialmente desde los sistemas de escritura, se ha visto la necesidad de integrar, registrar, preservar y mantener información de muchas maneras, ya sea con barro, papiro, papel o libros; ésta genera un campo de conocimiento y sensaciones.
Los seres humanos estamos siempre al tanto de las cosas que ocurren en nuestro entorno, se tiene la necesidad de entenderlas a través de sistemas de interpretación, que tienen que ser filtrados por una compleja red de sentidos que ayudan a controlar cierta información externa.
Debido a que se ha generado todo un mundo de información muy compleja, se deben activar una serie de sentidos frente a ésta, pues es tanta que no se tiene un sistema de filtros que se puedan coordinar, para poder diferenciar qué es verdadero y qué es falso.
Esto sucede todo el tiempo en situaciones cotidianas, pero actualmente se ha incrementado con la situación de la pandemia, todos los sistemas de información se encuentran abarrotados con gran cantidad de información de todo tipo y en todas las áreas del conocimiento.
Han comenzado a aparecer toda una serie de propuestas, ideas y “teorías”, que pretenden dar explicación al origen y principio del virus, esto da pie a que aparezca información especulativa, amarillista y sensacionalista, que la población admite como posible o verdadera.
Esto se da debido a que los seres humanos tenemos sesgos cognitivos que son aprovechados por ciertas ideologías, por la propaganda y los medios, para acrecentar el valor del mensaje o intensión que quieren transmitir. Es por eso que se deben generar filtros para identificar la información que se recibe.
El coronavirus ha revivido distintas teorías de conspiración, estas han existido en muchas generaciones a lo largo de la historia. Hoy en día existen alrededor de 28 teorías de conspiración alrededor de este virus y la mayoría de ellas se contradicen entre sí.
El uso de filtros en la información
Para tener un buen filtro informativo se debe tener y contrastar previamente bastante información relacionada con determinado tema, porque si no la mente comienza a suplir los datos que se están dando con otras creencias o ideas que se tienen, lo que puede generar mala interpretación de la información que luego es replicada en cadenas de forma incorrecta.
Por ello la Organización Mundial de la Salud (OMS) llegó a llamar la pandemia como una “infodemia”, es decir, una pandemia de información (o desinformación en muchos casos) que crece de forma exagerada y sin control.
Sin embargo, hay formas y sistemas para corroborar esa información que se recibe, el problema es que en la actualidad muchas personas le tienen miedo a lo cierto, debido a que se ha relativizado la verdad diciendo que es algo que no existe y que no se puede comprobar, cuando en realidad no es así.
Un aspecto fundamental es cuestionar la información o las afirmaciones que haga cualquier individuo frente a algún tema, se debe tener en cuenta su trayectoria, estudios y experiencia.
Otras recomendaciones para tratar la información que se recibe, por ejemplo, en Youtube, es fijarse muy bien en la descripción y categoría de cada video antes de verlo, si corresponde al ámbito científico, tecnológico o de aprendizaje, se debe corroborar esa información suministrada con otras fuentes, páginas y enlaces de primera mano basados en papers o documentos especializados en términos científicos, o de segunda mano que contengan documentos divulgativos.
También es importante no confiar plenamente en la información por el simple hecho de que esté escrita en un libro, esto no determina la verdad ya que la información se puede falsear a través de muchos sistemas de edición y por tanto no se puede fiar totalmente en ellos.
Un fenómeno que estamos evidenciando actualmente con relación al virus, es que muchas personas se creen expertos en el tema y se sienten con la facultad de opinar y dar recetas y recomendaciones, cuando en realidad ni los mismos expertos en virología lo saben con seguridad y no tienen un conocimiento exacto. Hay que saber confiar en las personas que realmente se han dedicado de manera específica a estudiar determinado tema o fenómeno.
También hay que tener especial cuidado con los rumores que se pueden generar, estos son muy fáciles de provocar, pero difíciles de desmentir, y son los que más causan desinformación y desconfianza.
Existen cuatro criterios a tener en cuenta para tratar fuentes de información: preguntarse por la calidad de la fuente, ver la integridad de la fuente, calificación de la fuente y reputación de la fuente.
Por último, para determinar si una fuente es confiable, es importante tener en cuenta cuáles son los argumentos a los que se refieren los datos y determinar si estos pueden ayudar a sostener las conclusiones a las que quiere llevar el articulo o video.
El reto es proporcionar una formación y preparación universitaria en el ámbito de la divulgación y el periodismo científico.
Puede seguir al ponente Paulo Otero en su página de Instagram @pauloysusmundos donde comparte reflexiones sobre diferentes temas de actualidad e interés.