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    Estás en:Inicio»Ediciones»Edición 8»En los zapatos de un vendedor de dulces
    Edición 8

    En los zapatos de un vendedor de dulces

    Isabel RodriguezPor Isabel Rodriguez29 mayo, 2019Actualizado:27 junio, 2019No hay comentarios6 Mins Lectura1 Vistas
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    ¿Sabías que puedes ganar casi 60 mil pesos vendiendo dulces en un bus?. “Estudio Comunicación Social, viví una de las experiencias más intensas de mi vida. Por 8 horas fui vendedora de dulces en los buses de mi ciudad, aprendí a valorar y respetar estos trabajos, morí de pena, pero valió la pena”

    Por Isabella Urbano Chaves. Estudiante del programa de Comunicación Social- FUP

    Mientras muchos se lamentan porque pasan 8 horas diario para la realización de un trabajo y gozando de múltiples beneficios como aumentos salariales cada determinado tiempo, existen otros que por algún motivo, se deciden por otro tipo de trabajo, uno que es agobiante y no premia a sus trabajadores de la forma tradicional, pues se gana lo del día y depende meramente de tu esfuerzo. Acá no se puede dejar trabajo para el siguiente día,  ni se le puede echar la culpa a los compañeros y mucho menos cuentas con un jefe.

    Imagina estar de pie el 40 % del día, sosteniendo una sonrisa y brindando el mismo discurso siempre, pasar de bus en bus intentando que te escuchen a la fuerza y se enteren del por qué haces ese tipo de cosas, subir y bajar del vehículo, ir a la parte  trasera solo porque de no hacerlo el conductor no te deja realizar tu trabajo, pasar recogiendo y dejando las golosinas para ver quien se anima a comprarte; además, antes de subirte debes pedirle permiso al chofer para que te haga el “GRAN FAVOR” de dejarte trabajar; ¡suena agotador verdad!.

    Esta vez quiero contar como llegué a vender dulces en los buses de mi ciudad, Popayán,  pero primero quiero rescatar la frase “ningún trabajo demerita” ahora si hago un rápido paso a paso sobre cómo es un día de  un vendedor,  mi historia comienza desde muy temprano, debes tener en cuenta que el trabajo te exige estar lo más cómodo posible, por ende los tenis y los jeans son la mejor opción.  Luego debes comprar el producto que vas a vender, las mentas son lo mejor, gustan mucho y salen rápido, te recomiendo las mentas masticables (el paquete cuesta $4.800 y trae 100 mentas), rápidamente llega la parte más creativa de todas y según yo la mejor, la creación del discurso con el cual tendrás suerte para que tu día sea muy productivo.

    Cuando hago referencia a que es la parte más creativa de todas es verdad pues gracias a lo que digas cada vez que te subes a un bus serán tus ganancias, tu discurso debe ser tan convincente y seguro que capte la atención de tu público, siempre se debe tener en cuenta que no todos los públicos son iguales debido al escenario en el que te encuentras, es así como personas cansadas que van para su trabajo, estudiantes que han tenido un mal día, las amigas que van hablando temas varios entre otros, hacen parte de este que hacer diario. Entre “Sé que están cansados, se dirigen a sus lugares de residencia u a realizar otras actividades, pero el día de hoy vengo ofreciendo estas deliciosas mentas que tienen un costo de $100 pesos”. Y “para los que me están escuchando y me brindan su completa atención, lo que agradezco de verdad, el día de hoy me encuentro vendiendo estas deliciosas mentas que tienen un costo de $100 pesos, para los que me deseen colaborar” fue como me gane el día.

    Tengo que confesar que realmente no lo hice por necesidad, lo hice por vivir una experiencia en los zapatos de otro, pues este tipo de oficios informales son abundantes en nuestra ciudad, pero son categorizados como los “trabajos de los viciosos” y realmente NO es así, de este tipo de oficios viven familias enteras, claro que tenemos que tener en cuenta que las ganancias dependen del empeño y la amabilidad que uno le coloque a la vaina. Las experiencias nunca serán las mismas por más que quiera, pues a pesar de que intenté hacer todo para igualar el trabajo de los que viven de esto, yo iba “decente”, “no olía algo extraño” y la aceptación de algunas personas eran buena, los anteriores términos los coloco entre comillas pues he sido testigo como pordebajean a las personas que venden cosas por fuera de un local ya sea por su apariencia física o por su forma de interactuar con las demás personas.

    Por otra parte, el objetivo está en cumplir una ruta, les contaré mi experiencia que a mi parecer estuvo muy buena, el primer bus lo tomé en el sector conocido como La Esmeralda en una ruta que se dirigía al norte, (cuando hablo estar cómodo es muy en serio pues en cada bus te demoras de 5 a 10 minutos por mucho) en lo personal coloqué mucho empeño en el primer bus pues con eso medí como podía  llegar a estar el día laboral. Seguí en la toma de buses hasta llegar al sector de la Paz, por trayecto llegué a tomar hasta un total de 20 buses y vendí hasta dos paquetes de dulces.

    Es hora de ir haciendo cuentas para que veas por qué te digo que de estos trabajos viven familias enteras pues cada dulce lo vendí en $100 pesos y teniendo en cuenta que son 100 dulces el total de ganancia por paquete es de $5.300 pesos ahora es solo cuestión de multiplicar eso por el número de buses que decidas tomar y listo esas serán tus ganancias diarias ¡bueno no!.

    Nunca me imaginé que terminaría vendiendo dulces en bus, después de que un amigo me mostrara un experimento social que circulaba por las redes donde se demostraba cuanto ganaba un trabajador informal o un limosnero, queriendo exprimir mi profesión como comunicadora social y aprovechando un trabajo periodístico y académico de la Fundación Universitaria de Popayán, me animé a trabajar en algo alternativo y fue de este modo como llegué a este punto.

    El trabajo es agotador, para nadie es un secreto, pues aparte de tener que estar tanto tiempo de pie debes soportar comentarios como “esa niña tan joven y en estas”, “eso ha de ser para vicio”, “ya no saben que inventar para robar” entre otros de la gente que asume que el trabajar de esta manera no es para suplir necesidades básicas.

    Mis pies después de esta jornada de trabajo terminaron adoloridos y con una que otra ampolla, el sudor se apoderaba de mi ropa, el cansancio se asomaba por todas partes, pero mi expresión de emoción siempre estuvo presente acompañado de una que otra risa, es un trabajo muy duro siempre lo he dicho y ahora lo confirmo, las personas no son conscientes de todo lo que muchos deben pasar para conseguir “lo del diario”. Esta experiencia ha sido una enseñanza de vida pues concluyo que jamás se deben menospreciar los trabajos informales y mucho menos a aquellos que los ejercen, la vida es cambiante y se debe sobrevivir.

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    Isabel Rodriguez
    Isabel Rodriguez

    Comunicadora Social, docente, investigadora y emprendedora. Líder del proyecto El Claustro, periodismo Universitario y del Semillero de Investigación COMPETIC, del programa de Comunicación Social. Disfruto aprender, enseñar y compartir experiencias que transforman para contribuir a la formación profesional, ética y humana. ¡La educación es el arte aprender haciendo para visibilizar lo invisible y construir nuevos conocimientos desde el contexto en que habitamos!

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