Por: Silvia Margarita Cardozo y David Cabrera Toro, estudiantes del programa de Comunicación Social de la Fundación Universitaria de Popayán.
Cuando hablamos de prostitución dos imágenes se nos vienen a la mente: una persona que vende su cuerpo a cambio de algo de dinero y otro que “compra dicho bien”.
Un oficio que se puede considerar el más antiguo del mundo, pero que siempre ha estado envuelto en prejuicios, ha sido estigmatizado, señalado y rechazado por la sociedad, que aún hoy en día lo ve como tabú, a pesar de que ya es legal en varios países del mundo, incluso en el nuestro.
En Colombia, el Código Penal y el Código de Policía, reconocen en la prostitución una actividad comercial lícita, siempre que la misma sea realizada por un mayor de edad, de forma voluntaria y consiente, en cumplimiento de las normas legales establecidas. Reglamenta a las personas que practican la prostitución, los establecimientos en donde se practica y las personas que solicitan estos servicios.
En esta ocasión, para entender el funcionamiento los prostíbulos legales en Popayán, habló el ex gerente de una de las principales casas de lenocinio de la ciudad.
Contó que para abrir este negocio tuvieron un proceso largo, desde averiguar cómo era el funcionamiento, la administración y los requisitos, pues no tenían conocimientos sobre cómo se trabaja en este tipo de establecimientos; hasta obtener la licencia de funcionamiento y hacer la adecuación de la casa.
Entre los requisitos que hay para obtener la licencia de funcionamiento están un estudio y permiso de uso de suelo, tener las normas básicas de salubridad, medidas sanitarias optimas, bomberos, Sayco y Acinpro, y fumigaciones. Además de esto, trimestralmente se evalúan los exámenes de serología, frotis necesarios y VIH de las chicas que están laborando en el lugar.
Según la Corte Constitucional, la actividad comercial licita de las casas de prostitución debe regularse y vigilarse, verificando que la prostitución ejercida se preste en condiciones de voluntad y dignidad, que se cumpla con normas de salubridad y obligaciones establecidas en el Código Sustantivo del Trabajo.
De igual manera, ordena al dueño del establecimiento de comercio garantizar a sus trabajadores que realicen trabajos sexuales todas las prestaciones sociales y laborales.
El Código Nacional de Policía en el articulo 46 señala que los propietarios o administradores de los establecimientos que incumplan los requisitos establecidos en la normatividad vigente para estos lugares, o que propicien el ejercicio de la prostitución fuera de los horarios y zonas establecidas para ello, serán objeto de sanciones y multas.
Modelo de negocio
Luego de la inauguración del establecimiento, en el año 99, pasaron casi 10 meses para que el negocio empezara a funcionar bien y a dejar ganancias. En ese entonces había un promedio de seis a siete establecimientos en la ciudad y “es muy duro realmente porque muchas chicas prefieren ir a negocios que ya tienen antigüedad, porque ya existe una clientela”, expresó.
La cantidad de chicas que se requieren para el negocio son mínimo 30, en ocasiones han llegado hasta 50, ya que no consiguen trabajo ni otras fuentes de ingresos y llegan hasta esta situación por necesidad. A finales de año llegan más mujeres, pues para esa época hay más gastos y requieren más dinero para suplir sus necesidades.
Indicó que lo primero que necesita una chica para trabajar en este oficio es la buena presentación personal, eso es primordial; y por supuesto que tenga sus exámenes médicos al día.
Gracias a la Corte Constitucional existe un reconocimiento por parte del Estado Colombiano de la prostitución como un trabajo como cualquier otro debido a que no está explícitamente prohibido y porque no afecta la dignidad humana.
Contrario a lo que se creería, en fechas especiales es cuando menos hay personal. Por ejemplo, en días como Halloween, día de la madre, navidad, fin de año, no hay servicio en estos lugares, pues todas se van a compartir con sus hijos y familiares.
“En esta casa son pocas las chicas payanesas, la mayoría viene de otras ciudades como Cali, Pereira, Buga, Manizales; incluso de otros países como Venezuela y Panamá”, agregó.
En nuestro país no existe una caracterización oficial de cuántas mujeres están en condición de prostitución. No se sabe cuántas hay, en qué condiciones están y cuáles son sus dinámicas sociales, más allá de algunos acercamientos parciales de ONGs.
No es posible establecer con exactitud la oferta que existe en Colombia, ya que en muchos casos este oficio se encuentra invisibilizado y se ejerce en su mayoría de manera clandestina, por lo tanto, las cifras que podrían establecer de los censos en establecimientos de comercio dedicadas a esa actividad no resultarían ser exactas ni confiables, por lo que establecer la realidad de las cifras de las personas que se dedican a la prostitución resulta una tarea casi imposible.
Relación chica – cliente
El proceso con los clientes es muy variado, hay algunos que llegan a preguntar qué chicas hay, otros llegan y eligen la que más le guste de las que estén en el salón, y en ocasiones ellas mismas se “ofrecen”.
Según su ex gerente, en esta casa de lenocinio, las chicas tienen tres formas de ganar dinero: con las fichas, los cuadres y la amanecida o multa:
“Las fichas son el consumo de licor, por ejemplo, si un cliente pide una botella de aguardiente a ellas se les da un valor de 12 mil pesos, y si hay más chicas en la mesa, se reparten este dinero entre ellas. El valor de las fichas varía según el tipo de licor que consuman; el whisky, la cerveza, los cocteles o el aguardiente tienen un valor distinto. Al cierre del negocio muchas chicas al sumar las fichas salen con hasta 50 mil pesos, según lo que hayan hecho en la noche”.
“En cuestión del cuadre, es la atención del cliente en la habitación. Se cobran 120 mil pesos por media hora, de los cuales 15 mil son para la casa y los 105 mil restantes son para las chicas. Una chica puede hacer hasta tres cuadres en una noche, lo que equivale a 315 mil pesos, más la cantidad de fichas que pueda tener”.
“Y la amanecida o multa, es la salida del negocio. Algunos clientes requieren a las chicas para llevárselas fuera del negocio, y se cobran 300 mil pesos por esto, de los cuales se dejan 50 mil para el negocio y 250 mil para ella. Hay clientes que incluso les dan más dinero, hay chicas que han salido hasta con uno o dos millones de pesos en una noche”.
La economía se ha cuestionado muchas veces acerca del por qué el cobro de las trabajadoras sexuales es mucho más elevado de lo que cobran personas con preparación académica y alta experiencia laboral; hay varias razones, una de ellas es que la prostitución es una inversión de riesgo, ya que la persona que entra en este mundo renuncia a otras opciones laborales y sociales.
Los ingresos mensuales, o incluso diarios como ya lo vimos, de una trabajadora sexual, en la mayoría de los casos son mayores a los que podría recibir con cualquier otro tipo de trabajo.
Hay diferentes horarios, las chicas son autónomas con su tiempo, pero normalmente la atención es de ocho de la noche a tres de la madrugada. Añadió que “durante el día también hay clientela que llega, y si alguna chica está disponible, lo atiende, pero no es su obligación. Esto significa una entrada extra para ellas”.
Actividades que se complementan con shows de chicas, striptease, pool dance, y show de camisetas mojadas.