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    Destacado

    Los mecaticos de Aliria

    Isabel RodriguezPor Isabel Rodriguez26 octubre, 2024Actualizado:4 noviembre, 2024No hay comentarios5 Mins Lectura46 Vistas
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    Sentirse orgulloso de sus orígenes es una gran cualidad hoy en día. Llevar en alto las tradiciones y trabajar para que estas no se pierdan permite que la identidad de una región se mantenga a lo largo del tiempo.

    Hoy le cuento algunas novedades de la dulce Aliria, un personaje encantador y reconocido en nuestra ciudad, Popayán, ella es una de esas personas que en su labor diaria destacan con amor sus raíces representan el patrimonio gastronómico de nuestra región.

    Conté con la fortuna de conocerla y degustar sus «mecaticos típicos», esos que no podemos dejar pasar por tradición, por sabor y por esencia patoja.

    La famosa ciudad blanca de Colombia, Popayán, es la cuna de tradiciones religiosas, paisajes de ensueño y un entorno rico en educación; es tierra de personas apasionadas y enamoradas de sus raíces, emprendedoras y «echadas pa» lante». Aquí, al payanés de tradición arraigado a sus costumbres y nacido entre las montañas del Cauca, se le denomina «Patojo», pero ¿qué es un «patojo»? Personalmente no sabía a qué hacía referencia este nombre, hasta que tuve el privilegio de conocer a una mujer muy especial que me enseñaría el significado de esta palabra que con mucho honor resalta constantemente mientras conversamos.

    Y es que hablar de doña Aliria, o «Alirita» como le gusta que le digan, satisface a cada persona que tiene el gusto de conocerla. La acabo de conocer y debo decir que me ha enamorado. Es una mujer dulce, literalmente hablando, pues todos los días de su vida desde hace 65 años endulza la vida de locales y turistas que llegan a su encantador negocio; negocio que lleva su nombre «Los Mecaticos de Aliria” y se encuentra ubicado en una de las principales calles del centro de la ciudad, a tan solo media cuadra del parque Caldas.

    Allí, en una acogedora y colorida caseta de madera pintada de rojo y blanco, así como sus recipientes y hasta su delantal, vende 40 tipos de dulces tradicionales de la región; y es que si usted está buscando algo para el postre o para mecatear, ella tiene gran variedad para que escoja y le aseguro que todo le va a encantar. Pero para que usted se enamore al igual que yo de esta maravillosa mujer, le voy a contar más de ella.

    Aliria llama a su caseta con un enorme cariño «La Niña»; es tan especial e importante para ella y su esposo que desde hace 27 años que «La Niña» está con ellos, cada año le celebran el cumpleaños, agradeciendo por un año más de labor y servicio. Y con solo este acto de amor a su trabajo hay que ver lo especial que es esta mujer. Los hilos blancos de su cabello demuestran los años de sabiduría e historia. De tez trigueña y brazos fuertes con una tierna y dulce voz, orgullosamente nacida y criada en esta bella ciudad, se reconoce como «Patojita».

    Le pregunto ¿De dònde surgen esas recetas, esos sabores dulces? y orgullosa y emotivamente me responde:

    De mi Popayán hermoso, todo esto es caserito. Trabajamos con 40 personas, cada persona hace un artículo; nosotros también trabajamos en nuestro hogar… son cocinas tradicionales en casa de familia, no es de fábrica ni de panadería ni de nada de eso.

    Me cuenta que su madre desde pequeña le enseñó a endulzar la vida de los demás con exquisitas preparaciones tradicionales que a propósito tienen todas nombres muy particulares.

    Y ¿qué variedad de productos tiene aquí doña Aliria?, que le veo de todo:

    Mostrando uno a uno, me dice:

    Tenemos mantecadas, los quesos de cabeza, las albondiquitas, cajitas, muslos patojos, empanadita patoja, patojitos, liberales, comunistas, panelitas de leche de cabra, panelitas de coco.

    Señala hacia abajo y continúa:

    Repollas, alfajores, chandocitas, amor del día, mazapanes.

    Y en los estantes superiores.

    Cotudos patojos, manicito, bomboncitos, panelas de guayaba, aplanchaditos, mantecaditas, merenguitos.

    La preparación de estos dulces es completamente casera, realizada por un grupo de familias que se encargan de elaborar los productos. Ella recibe un «vendaje», es decir, un porcentaje por ventas. Porque definitivamente el ángel que tiene doña Aliria es la mejor estrategia de marketing. A esto le debemos sumar el ingrediente principal de todo lo que vende, que sin duda alguna es el amor.

    Para ella su trabajo es una bendición de Dios que le ha permitido tener un hogar feliz, tanto así que me ha invitado a conocer en una próxima ocasión su casa. Conversar estos 20 minutos con ella, mientras pregunto y pregunto curiosamente por su negocio, me ha permitido entender cómo y qué es un «Patojo». Un Patojo es una persona orgullosa de su origen, de su tradición, pujante y trabajadora, enamorada de su tierra y agradecida con el prójimo. Es sinónimo de fuerza, constancia y pasión.

    Pero antes de irme, Aliria me ha leído mi signo zodiacal y les aseguro que todo lo que describió es completamente cierto. Me atrevo a decir que, con su vasta experiencia, esos ojos ya un poco cristalinos que han visto a cientos, miles y millones de personas alegrarse y abrir su corazón mientras disfrutan de un mecánico, son capaces de ver lo más profundo del ser. ¡Ah! Y como dato adicional, el signo de «La Niña» es Libra.

    Gracias, Aliria, por enseñarme en tan pocos minutos lo que es una persona verdaderamente orgullosa y enamorada de su lugar de origen. Así como ella, todos debemos sentirnos felices y llevar con honor el nombre de nuestra región y hacer con amor todas y cada una de las tareas del día a día.

    Y si se pasa por Popayán lo invito a que se acerque a «Los Mecánicos de Aliria» y se permita endulzarse el día y el corazón.

    Y si se pasa por Popayán lo invito a que se acerque a "Los Mecánicos de Aliria" y se permita endulzarse el día y el corazón.

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    Isabel Rodriguez
    Isabel Rodriguez

    Comunicadora Social, docente, investigadora y emprendedora. Líder del proyecto El Claustro, periodismo Universitario y del Semillero de Investigación COMPETIC, del programa de Comunicación Social. Disfruto aprender, enseñar y compartir experiencias que transforman para contribuir a la formación profesional, ética y humana. ¡La educación es el arte aprender haciendo para visibilizar lo invisible y construir nuevos conocimientos desde el contexto en que habitamos!

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