Por Valentina Ruiz, estudiante de Ecología-Fundación Universitaria de Popayán
Un día una pequeña de doce años se decidió a buscar un hada bonita, con alas, pequeña y con el cabello largo. Así que se marchó hacia un misterioso bosque que tenía cerca de su casa, convencida de que ahí encontraría lo que andaba buscando. Empezó a caminar y caminar, hasta que se encontró con una viejecita que tenía la cara muy arrugada, el cabello largo y blanco, la chica le dijo:
– ¿Quién eres tú?
-La viejecita no respondió-. La niña muy perseverante vuelve a preguntar:
– ¿Hay hadas por aquí?
-No, no, pero se donde hay -dijo la viejecita.
– ¿Me podrías decir dónde están? -dijo entusiasma la niña.
-Eso depende, si las quieres para disecar o para arrancarle las alas.
-No, la quiero para jugar con ella y convertirme en hada después
-Bueno, entonces ven conmigo. ¿Qué quieres primero, ser hada y luego encontrar un hada o primero la encuentras y después te conviertes en hada?
-Me gustaría tener un hada cuanto antes. -dijo la chica
-Muy bien dijo la viejecita
Así que se dirigieron hacia una cabaña que parecía abandonada. Cuando entraron la niña se quedó asombrada porque no creía lo que estaba viento. La cabaña estaba llena de ollas con fuego de llama azul, una gran chimenea y unos búhos recién nacidos con su Madre en un rincón. La anciana empezó a sacar botes de un armario, colocándolos sobre una mesa que había al lado de una olla de gran tamaño, después de esto vertió su contenido en la olla junto con las palabras:
Luchum mechum, hadamus hadiomus, rubious bonitas, bum bang
De la olla salió una preciosa hada tal como la niña quería.
La viejecita le dijo a la chica:
– Esta pequeña será tu nueva compañera, se llama luz, sólo falta que le pidas el deseo de convertirte tú también en hada. La niña se sorprendió muchísimo, pero hizo lo que le había pedido. A los pocos segundos empezó a encogerse y de repente ella también se transformó en una preciosa hada.
-Gracias, gracias. dijo la niña
-De nada, ahora tenemos que volver al bosque, pero no te asustes, ya que al convertirse en hada ahora podrás ver lo que había invisible para la vista en las personas corrientes, ahí encontraremos otras hadas y nuevos amigos. Al salir, aparecieron en un bosque totalmente distinto al que conocía la pequeña. En él se encontraban duendes, árboles charlando y flores celebrando el cumpleaños de una ardilla y hadas, muchas hadas, unas rubias, otras morenas, otras color marrón, otras verdes y de todos los colores, sus nuevos amigos del bosque mágico bautizaron a la niña convertida en hada con el nombre de pétalo.
Pétalo encontró el lugar que deseaba junto a las hadas y otras criaturas que le mostraban la belleza del bosque, junto con la fantasía y magia de su mundo.