Por: Gloria Vivas, estudiante de Comunicación Social FUP
“El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció como una pandemia la emergencia de salud pública de importancia internacional que había declarado el 30 de enero de 2020”, seguido a esto se empezaron a implementar medidas desde el interior de los hogares como lo fueron; lavarse constantemente las manos, permanecer a 2 metros de familiares o compañeros de casa, usar tapabocas para proteger a los otros.
Asimismo, otras medidas como evitar lugares llenos de gente y reuniones no esenciales, evitar saludos comunes, como apretones de manos o besos en las mejillas, limitar el contacto con personas de mayor riesgo, como adultos mayores y personas con problemas de salud, mantener una distancia de al menos 2 brazos (aproximadamente 2 metros) de otros.
Uno de los aspectos que tuvo un mayor impacto durante la pandemia fue el alza excesiva en los precios de los alimentos de la canasta familiar y su acceso controlado. Por ejemplo, en los supermercados las personas tenían permitido acceder a una cantidad limitada de cada uno de los productos pues se entendía que por falta de abastecimiento mayor demanda, los productos alimentarios se podían terminar; en las galerías los productos eran frescos, pero con precios más altos pues los vendedores afirmaban que el costo era justo por lo difícil que se había convertido conseguir el combustible y trasladarse al lugar de venta.
Estos fueron solo el pico de los cambios que se vivieron en las veredas, pueblos, ciudades, países y en general en cuanto al alza de precio en los productos que pertenecen a la canasta familiar. El mundo entero recibió un golpe pues los precios registraron un incremento durante 12 meses seguidos, según el Grupo de Estudios Económicos – Superintendencia de Industria y Comercio febrero de 2021 la pasada coyuntura nacional propiciada por la pandemia mundial derivada del COVID-19 trajo consigo un incremento generalizado en el precio de los principales productos que conforman la canasta familiar.
La Señora Teresa Bravo ubicada en la ciudad de Popayán en el barrio El Mirador, afirma que anteriormente en sus desayunos a su hijo le servía dos huevos, acompañados de dos arepitas y su tinto con leche que no podía faltar y dice “ahora debo servirle un huevito, una arepa y el café sin leche porque la misma arepa subió, el huevo que lo conseguía a 300 pesos cuando era una niña ahora está a 700 y ni modo de cambiarlo por un trocito de queso porque este está más caro, anteriormente si no había arepa se cambiaba por el queso porque ambos productos estaban asequibles, ahora es difícil acceder a ambos productos y ni se diga la leche esa esta inalcanzable.”
El cambio fue mayormente notorio después de que la pandemia del Covid-19 finalizó, los precios que ya eran bastante elevados en los productos más básicos como lo son el huevo, frijoles, lentejas, carnes, grasas, azucares, lácteos etc. Elevaron su valor y cuando las madres de familias comienzan a quejarse las una con las otras lo hacen porque se vieron reflejadas en un cambio brusco de tipo alimentario pues afirman que ya no pueden consumir a su gusto ni a sus medidas; ahora deben disminuir la cantidad del consumo, buscar otras marcas con precios más asequibles y son conscientes de que esto les afecta el bolsillo y la calidad de vida.
Al igual que la señora Alba Nidia Solarte, hubo otras madres cabeza de hogar que comentaron sentirse afectadas en gran manera y que su mayor desagrado es el hecho de saber que muchos de estos productos que subieron sus precios se consiguen o se dan en el Cauca, que ya la contingencia bajó y aun así hasta los mismos tenderos de los barrios siguen conservando los precios altos y no bajan a pesar de que ya podría ser posible.
Aunque la causa del alta en los precios no es necesariamente por decisión de los campesinos, tenderos o galerías particulares, como muchas personas piensan, según BBC NEWS Mundo 4 junio “Los proveedores se han visto afectados por interrupciones en la producción, la mano de obra y el transporte, la demanda de alimentos está creciendo, los expertos habían advertido que la alta demanda y la baja producción conducirían a un aumento de la inflación a medida que las economías salieran de las restricciones impuestas por la pandemia”. Lo que quiere decir que una de las causas por las que el precio se eleva es por la alta demanda.
Por otro lado, madres cabeza de hogar como la Señora Alba Nidia muestran su preocupación referente al tema del valor del reajuste mensual que tendrá cada galón de combustible, según el periódico El Tiempo el gobierno ya definió la senda de aumentos en el precio de la gasolina para el último trimestre del 2022 “Según dijo este lunes el ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, el aumento que se autorizó, en acuerdo con el presidente Gustavo Petro, es de 200 pesos mensuales por galón a partir de octubre hasta diciembre”.
Estos son temas que preocupan a la ciudadanía en general. La señora Alba Nidia afirma que si el precio de la gasolina se irá elevando lo mismo sucederá con los alimentos puesto que se necesita del combustible para desplazarse y conseguirlos. Dice “A uno como madre de familia le toca buscar alternativas pues uno es la encargada de sacar adelante la alimentación correcta para sus hijos, si uno es quien se encarga de dividir el dinero, para los productos de aseo, productos de higiene y lo más importante los productos alimentarios y ahí es donde uno se las ingenia para hacer rendir la comida, esperemos que las cosas mejoren porque de otro modo quien nos ayudara”.