Estudiantes de Comunicación Social
Entre las calles de la «Ciudad Blanca» se esconde el Barrio Bolívar, popular por su galería de mercado, un sector que por años ha sido escenario de historias, aromas y voces que se entrecruzan entre lo cotidiano y lo popular. Sin embargo, es sobre este espejo donde se refleja la vida de quienes resisten y sueñan, también ha caído el peso del estigma, el prejuicio de quienes solo ven el desorden y no la vida que allí florece.
Con el propósito de cambiar esa mirada, nació una campaña de sensibilización que decidió observar la galería desde los ojos más puros, los de los niños. A través de sus voces, juegos y aprendizajes sobre su forma distinta de vivir, los pequeños se convirtieron en protagonistas de una transformación que no solo limpia el entorno, sino también la manera en que el barrio se reconoce a sí mismo.
Esta campaña de sensibilización busca demostrar que cuando se escucha a la infancia el cambio empieza desde lo más sencillo: cuidar, imaginar y volver a creer en los lugares que nos pertenecen.

Esta iniciativa inició visitando la plaza de mercado, conociendo los comerciantes, interactuando y observando detalladamente cada espacio que lo caracteriza. Escuchar y analizar es un ejercicio práctico y reflexivo, especialmente cuando el lente es «Desde unos pequeños ojos limpios».
“Participar y organizar la campaña en la galería del barrio Bolívar fue una experiencia profundamente reveladora. Este proyecto me permitió ver de cerca tanto la calidez humana del lugar como las heridas silenciosas que lo atraviesan. Fue impactante observar el nivel de contaminación y el abandono ambiental que rodea a la galería, pero aún más conmovedor fue encontrar a los indigentes consumidores que habitan allí, invisibles para muchos, pero presentes en cada esquina. Comprendí que detrás de cada historia hay dolor, resistencia y una necesidad inmensa de ser vistos con compasión, no con juicio. Aun así, entre ese caos aparente, los niños siguen siendo la chispa que ilumina el lugar: juegan, ríen y sueñan sin miedo. Ellos me recordaron que la comunicación tiene el poder de transformar miradas, de romper estigmas y de mostrar que incluso en los espacios más marcados por la desigualdad, todavía florece la esperanza». Alejandra Dorado, estudiante de Comunicación Social.

Haz clic aquí para que aprecies esta iniciativa en la cartilla interactiva: «Desde unos pequeños ojos limpios».
La campaña fue un momento de encuentro lleno de ternura y cercanía. Los niños recibieron charlas, frases motivadoras y dulces que los hicieron sonreír. Además, se les llevó personajes animados que podían abrazar, saludar y con los que se tomaron fotografías, convirtiendo el día en una pequeña fiesta. Ver sus reacciones fue conmovedor: algunos se sorprendían, otros reían sin parar, y todos, por un momento, olvidaban la rutina del lugar.
Los vendedores de la galería también se contagiaron del ambiente. fueron amables, curiosos y se divirtieron con la visita de los personajes «Carlitos y Snoopy, demostrando que detrás de cada puesto hay calidez y humanidad.
Aquella jornada no solo alegró el espacio, sino que abrió un nuevo camino para mirar la galería
del barrio Bolívar con afecto y respeto. Desde la mirada de los padres de familia, la campaña significó un respiro y una oportunidad para ver a sus hijos participar, aprender y ser escuchados.
Muchos expresaron su gratitud y sorpresa al ver cómo el proyecto se acercó a la galería con respeto y sensibilidad. “Nunca nadie se había detenido a mirar lo bonito que hay aquí”, comentó una madre mientras observaba a su hijo recibir una pequeña frase acompañado de un dulce y un tierno abrazo.
Otro padre mencionó: “Nos alegra que nuestros niños puedan mostrar que en la galería
también se aprende y se sueña”. Para ellos, la campaña no solo llevó alegría, sino también
esperanza, permitió recordar que, detrás del trabajo diario, hay familias que luchan por salir
adelante.
Como dijo una de las madres al final de la jornada: “A veces la gente solo ve el
desorden, pero aquí también hay unión, hay vida”. Sus palabras reflejan que, más allá de los
estigmas, la galería del barrio Bolívar sigue siendo un espacio donde el amor y la comunidad
resisten cada día.
El videoclip que presentamos, es una expresión de iniciativas para la reflexión y nos deja como enseñanza que las transformaciones más profundas pueden surgir de las miradas más simples, de las miradas de inocentes. A través de la voz de los niños, la galería del Barrio Bolívar revela su verdadero valor: un espacio donde la vida cotidiana, el trabajo y los sueños se entrelazan en medio de los retos y nuevas miradas.
Este proyecto nos permitió comprender que la comunicación puede ser un puente para sanar
percepciones y reconstruir el sentido de comunidad. Cada imagen, cada palabra y cada sonrisa
capturada reflejan que, cuando se escucha a la infancia, se abre la posibilidad de mirar con
más empatía y respeto los lugares que habitamos.
En el fondo, limpiar la galería no solo significa recoger desechos, sino también limpiar las miradas con las que vemos a los demás.