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    Edición 14

    Me puse en los zapatos de un mototaxista en la ciudad de Popayán

    Isabel RodriguezPor Isabel Rodriguez1 agosto, 2022Actualizado:1 agosto, 2022No hay comentarios7 Mins Lectura1 Vistas
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    Ser “motoratón” se puede ver demasiado común, pero en realidad hay historias detrás que pasan durante el día. Trabaje por 13 horas y esto fue lo que nos encontramos.

    Por Steven Segura, estudiante del programa de Comunicación Social FUP

    Ver video en Youtube de la experiencia: https://youtu.be/gNJOSeSrzOQ

    Por la capital del Cauca a diario notamos miles de carros, buses, motos e incluso camiones de diversos tamaños, colores y diseños que transitan por sus calles y alrededores; cada uno lleva en su interior, una vida y una historia distinta que puede representar bien todo lo que pasa y el por qué esta en carretera. La vida de los mototaxistas se puede ver a simple vista muy fácil, estar todo el día manejando, conociendo gente nueva, lugares, pero no sabes cómo es estar en los pies de estas personas durante más de 13 horas; yo lo iré explicando poco a poco para que puedan observar cómo es y qué pasa.

    En este trabajo se empieza muy temprano, dependiendo de las necesidades de cada persona para poder tener la oportunidad de recoger más dinero, pero no solo es ir, recoger y descargar; también es luchar, tener paciencia y sacrificio para convivir con el tráfico pesado y más en una ciudad como Popayán en donde los huecos, la mala señalización y falta de agentes de tránsito, retrasan la labor y toca soportar cosas inhumanas.

    Estoy culminando el tercer semestre de la carrera de Comunicación Social en la Fundación Universitaria de Popayán, y una de las asignaturas, el docente nos propuso como trabajo final buscar en toda la ciudad un oficio para vivir en carne propia. Luego de días y semanas buscando permisos para entrar a lugares prohibidos y varios “No” de empresas a las cuales se les había presentado una idea de filmación periodística, vi a una cuadra debajo de mi hogar a Don Jorge, persona que trabaja de mototaxista y de inmediato me dirigí a hablar con él para ver si podía reemplazarlo en un día de trabajo, aclarándole que todas las ganancias de mi día irían para su persona y conté con la fortuna del “Si” de él.

    Es lunes a las 4:30 a.m. me levanto ansioso de lo que podría pasar en el día y me organizo con las expectativas altas por lo que está por venir. 5:15 de la madrugada y alisto mis compañeros del día de hoy: Mi moto, casco personal, papeles, casco para pasajero y carpa para la lluvia que nos proporcionó don Jorge para pasar en el día. Debo admitir que siempre he manejado moto, pero no todo un día y más recogiendo pasajeros, ya que de dónde vengo no es muy común esta actividad y esta herramienta se utiliza más para transporte personal. Mi primera carrera fue mi mamá y pues, ya era una costumbre mía poder transportarla a donde necesitase cuando la moto estaba en mi poder, pero se sentía muy gratificante poder comenzar con pie derecho este día.

    Mi segunda carrera se hizo a eso de las 7:00 a.m. y fue de una estudiante del Sena que iba hacia su institución muy temprano, y al momento de recogerla sentía una gran emoción e incertidumbre porque el momento en el que una persona te paga para que lo transportes rápida y eficientemente, ya es una gran responsabilidad y más cuando sabes que su seguridad depende de ti y de tú agilidad en el manubrio; decidí en el momento más o menos calcular cuánto podría cobrarle la carrera pero era muy complejo ya que no estoy acostumbrado a transportar y cobrar, así que me tuve que basar en una proximidad y la experiencia de ella en estas situaciones, me dijo que siempre le cobraban hasta esa sede con toda sinceridad 10.000 pesos y pues se los acepte; ya al momento de ella irse, llame a don Jorge para corroborar y me indico que estaba en lo correcto y que ya desde ahí me podía guiar en las demás carreras.

    Al estar recorriendo la ciudad buscando pasajeros y recogiendo personas, te encuentras con algunas que te regatean el precio que les das al decir cuánto es la tarifa y al principio me pareció gracioso ya que no me es muy de mi agrado este tipo de cosas, pero por la labor tenía que soportar. La carrera mínima puede varias dependiendo de donde uno se encuentre, por ejemplo, si te encuentras en La Esmeralda y tú destino es el Parque Caldas se cobra de 2.000 a 3.000 pesos, así sucesivamente. Transporté estudiantes, señoras y señores de avanzada edad, personas vestidas elegantes como de oficina e incluso deportistas que se dirigían a practicar su deporte.

    Este trabajo consta de agilidad, destreza y mucha paciencia, ya que, si quieres ganar más dinero, tienes que desocuparte mucho más rápido y es allí cuando en algún mal movimiento pueden pasar accidentes para uno o inclusive provocar uno, por fortuna no fue mi caso en esta labor.

    No es nada del otro mundo recoger a un pasajero que va hacia su destino, simplemente te colocan la mano, te preguntan cuánto les cobras por llevarlos hacia la locación, tus les dices la tarifa, te regatean si es necesario y si tú quieres llegas a un punto medio para que ambas partes queden satisfechas, le proporcionas el casco y arrancas hacia el lugar, no es nada del otro mundo para una persona que siempre ha manejado y trabajado en negocios de atender clientes, tienes esta ventaja de saber cómo conducir y tratar a las personas.
    A la hora del almuerzo me dirigí hacia donde mi madre trabaja y le dije que estaba muy cansado, pues estar manejando conlleva gran agilidad mental y destreza en los movimientos, además del estar sentado todo el tiempo bajo los rayos del sol e incluso bajo la lluvia en donde una combinación de ambas puede conducirte hacia una gripe severa debido al cambio tan repentino del entorno, y esta es una ocurrencia y sacrificio diaria que viven estas personas que trabajan a diario en esta ocupación.

    Finalizando el día laboral a eso de las 7:00 pm y con 65.000 pesos recogidos, me sentía muy cansado y con dolor principalmente en la parte lumbar y en los dedos de las manos por el closs de la moto, 13 horas muy eternas para alguien que no acostumbra a estar tanto encima de una motocicleta, y al llegar donde don Jorge a entregarle las ganancias del día y los implementos me dice que me lleve la mitad de lo adquirido ya que me lo había ganado por mi perseverancia; le indique que no era necesario ya que él necesitaba mucho más el dinero que yo, y allí fue donde me contó que con lo que hacía de las carreras mantenía su familia y pagaba el arriendo donde permanecían, me sentí muy feliz al verle su cara incrédula e incluso una que otra lagrima al decirle de que todo lo que había hecho era para él.

    Puedo concluir con que es un trabajo sumamente complejo, arriesgado y psicológicamente desgastante. Esta es la vida de muchas personas que salen a diario a recoger para la comida de sus familias, arriendo de su casa, educación de sus hijos, etc. Por más fácil que parezca y la cantidad de personas que hacen esta ocupación a diario, no todo soportan este peso de horas encima de una moto por el amor a sus familias, es un sacrificio arduo, constante y por encima de todas las adversidades ven como prioridad el bienestar de su hogar.

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    Isabel Rodriguez
    Isabel Rodriguez

    Comunicadora Social, docente, investigadora y emprendedora. Líder del proyecto El Claustro, periodismo Universitario y del Semillero de Investigación COMPETIC, del programa de Comunicación Social. Disfruto aprender, enseñar y compartir experiencias que transforman para contribuir a la formación profesional, ética y humana. ¡La educación es el arte aprender haciendo para visibilizar lo invisible y construir nuevos conocimientos desde el contexto en que habitamos!

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