Iván Yace
Psicólogo Fundación Universitaria de Popayán
En nuestro país existe un derecho fundamental, el cual hoy en día está siendo mencionado a nivel nacional e internacional como un proceso y se ha convertido en un medio para tratar de erradicar la inestabilidad que ha generado la globalización. Este derecho es la paz.
Cabe mencionar que de la paz se habla, se opina y hasta se debate, en ocasiones en tonos airados que lo único que genera es conflicto entre los que más hablan de este tema. El historiador español Francisco Muñoz, dedicado a la investigación sobre temas de conflicto y paz, se refiere a este fenómeno como disonancia cognoscitiva según el cual << se desea, se busca, se valora más la paz, pero sin embargo, se piensa en claves de violencia>>.
Los retos a los que se enfrenta la paz son múltiples, partiendo desde sus diversas conceptualizaciones hasta los argumentos que se utilizan a la hora de re-direccionar los comportamientos esperados en una cultura de paz. Aquí hablaremos solo de tres retos que creo son los más importantes para lograr una cultura de paz en nuestro país. Estos retos los debe asumir cada persona ya que a su vez se presentan como derechos constitucionales: educación, participación e igualdad.
El primer componente es, la educación que a mi juicio es el más importante para lograr la paz, puesto que quien se educa progresa, crece personal, intelectual y profesionalmente fortaleciendo sus capacidades para afrontar y solucionar problemáticas asertivamente. Sin embargo, en nuestro país encontramos poblaciones como indígenas y afrocolombianos quienes presentan altos índices de analfabetismo. El Doctor Manuel Ramiro Muñoz, director del Centro de Estudios Interculturales de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali afirma que: “a pesar de los esfuerzos de los últimos años en el acceso a la educación, hoy se sigue contando con altos niveles de analfabetismo respecto al castellano y con bajos índices de acceso. La brecha de escolaridad entre los afro e indígenas respecto al resto de la población es amplia” lo cual crea la necesidad de brindar un mayor esfuerzo educativo para sentar las bases de una verdadera cultura de paz; por lo tanto la paz no puede ser sólo un deseo, ha de ser un valor en el que nos eduquemos y socialicemos día tras día y durante el transcurso de nuestras vidas.
El segundo componente es, la participación que debe ser activa y responsable por parte de toda la población, creándose la necesidad de generar espacios de diálogo asertivo y mancomunado entre las personas para fortalecer el trabajo en equipo, mediante el cual se pueda actuar cooperativamente y con amabilidad de unos a otros. Sin embargo, la invisibilidad y negación a la que se han visto sometidas algunas poblaciones a causa del conflicto armado ha abierto la posibilidad para que las personas hagan uso de sus competencias agresivas, a sabiendas del compromiso y la participación que debemos tener para proteger, fomentar y poner en práctica la paz
El tercer y último componente que se propone para alcanzar la paz, es la igualdad, pero no aquella que proviene de bienes materiales, si no aquella que plantea Aristóteles: la igualdad proporcional, que corresponde a los méritos y que a mi parecer se obtiene mediante un cambio de pensamiento donde se tome el respeto como base primordial para construir una sociedad con principios que eviten el maltrato entre personas independientemente de su clase social. Maya Lin, artista y arquitecta estadounidense, dice: “creo que la paz solo llegará cuando aprendamos a vivir en este planeta de modo que permitamos a otras criaturas existir junto con nosotros”, en otras palabras, la igualdad es valorar a las personas por lo que son y no por lo que poseen.
En conclusión, podemos decir que la paz es un compromiso de todos y para conseguirla es necesario que el Estado y sus ciudadanos enfaticen en estos tres componentes para direccionar la construcción de una sociedad con igualdad de oportunidades conformada por seres tolerantes y comprometidos con la paz que hemos soñado y por la que tanto hemos luchado.